¿DESTINO O AZAR?
¿Nuestra vida está predeterminada por una fuerza incuestionable o somos simples seres arrojados al mundo a merced del azar?
Creer en el destino puede ser esperanzador o espeluznante. No importa qué hagamos; si tomamos un atajo o el camino difícil, el resultado siempre será el mismo, porque todo se encuentra ya escrito en el libro de nuestra vida. La otra cara de la moneda es el azar, que tiene como obvia consecuencia el libre albedrío. Desde esta perspectiva, somos responsables de nuestros actos y podemos torturarnos con los clásicos: “si hubiera dicho, si hubiera hecho, si hubiera ido.” Pero, ¿cuál es la realidad? Científicos, teólogos y filósofos siguen discutiendo al respecto.
El determinismo, por un lado, sostiene que todo acontecimiento físico, incluido el pensamiento y las acciones humanas, están determinados por la irrompible cadena de la causa y efecto. De modo que todo sucede por una razón. Cada persona que conocemos, cada lugar que visitamos, cada idea que nos viene a la mente… es un peldaño en la incuestionable escalera de nuestro futuro. Albert Einstein creía con fervor en esta teoría. De ahí su famosa frase: “Dios no juega a los dados.” Aquí el libre albedrío no es más que una ilusión creada por la soberbia del hombre. Los defensores de la mecánica cuántica opinan lo contrario: la naturaleza es aleatoria y el futuro; errático. La vida es una ruleta que gira y gira hasta que alguien la detiene y entonces, al fin, podemos hablar de una certeza.
Una visión más mística o religiosa definiría al destino como el poder sobrenatural que guía las vidas de todos los seres sin excepción. Nada existe por azar, así como nada se crea de la nada. Todo tiene una causa, todo estaba predestinado a existir desde el momento en que la causa surgió. Somos el plan maestro de una inteligencia infinita.
Deepak Chopra habla del sincrodestino, una especie de mezcla de la teoría determinista y la del futuro como un insondable misterio. Dice que nuestra vida es gobernada por una serie de patrones y ritmos sincrónicos, pero para detectarlos necesitamos tomar consciencia, analizar los recuerdos y experiencias que nos han convertido en quienes somos ahora. Las coincidencias son tan significativas que nos revelan la intención del “Espíritu Universal”, son mensajes que nos sugieren cómo actuar y qué camino elegir. Para poder escucharlos, debemos deslindarnos del mundo material y darle mayor importancia a la dimensión del espíritu, hacer a un lado los miedos y las inseguridades.
Dado que en el tema del destino no existe ninguna certeza, lo mejor será asumir la responsabilidad de nuestros actos; luchar por nuestros ideales como si no hubiera ninguna fuerza sobrenatural detrás del misterio del devenir, pero con la esperanza de que todo sucede por una razón, para nuestra evolución e inevitable felicidad.
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